ENTREVISTA A ÁLVARO RAMÍREZ GARCÍA: “LA EDUCACIÓN HA ESTADO EN LA GESTACIÓN DEL DESARROLLO SOCIAL, HA ESTADO EN EL DESARROLLO SOCIAL MISMO Y HA ESTADO EN LA PROFUNDIZACIÓN DE LAS CRISIS”
Por: Revista Cúbica
Álvaro Ramírez García, bumangués, egresado del colegio Santander, institución pública formadora de notables santandereanos, líder estudiantil, ingeniero y magister en Ingeniería Química de la UIS, doctor en Ciencia e Ingeniería de Materiales de la universidad de Lehigh en EEUU, con estudios en Universitología (Historia y Filosofía de la Universidad) bajo la dirección del muy reconocido Padre Alfonso Borrero Cabal, S.J. Profesor titular laureado de la UIS, Director de Escuela de Ingeniería Química, Jefe de Planeación, Director de Relaciones Exteriores, Vicerrector Académico y Rector de la UIS. Miembro del AIChE (American Institute of Chemical Enginiering), fue miembro de la Comisión Nacional de Doctorados y Maestrías. 58 años en el mundo de la educación. Se caracteriza por su carisma, sencillez y disciplina férrea, basquetbolista en su juventud, campesino, fotógrafo y cocinero aficionado. Con este personaje dialogó la Revista Cúbica sobre el tema educación y transformación social.
Revista Cúbica: La humanidad está viviendo una crisis social, económica y ambiental sin precedentes. ¿La educación, al margen de los demás factores desencadenantes, tiene algo que ver con esta crisis?
Álvaro Ramírez García: Bueno, me parece muy interesante esto de “al margen” de otros desencadenantes de la crisis porque, efectivamente, los hay y puede ser que estén de alguna manera también interrelacionados con la educación, pero en el caso nuestro, de Colombia, es muy claro que la educación ha estado en la gestación del desarrollo social, ha estado en el desarrollo social mismo y ha estado en la profundización de las crisis.
Voy a poner un ejemplo: Las primeras generaciones de héroes de la patria, los que libraron la guerra de independencia, fueron personas educadas fundamentalmente por el padre Mutis, y esa educación, ese conocimiento de la naturaleza colombiana, ese conocimiento del lenguaje, ese conocimiento de la física y de la astronomía les permitió servir de guías en el momento original de la independencia de Colombia.

También durante el siglo 19 a pesar del montón de guerras que tuvimos, de todas maneras, se fueron desarrollando unas instituciones que hoy son el fuerte del desarrollo y de la capacidad de resiliencia, de la resistencia de Colombia a todos los problemas que tenemos, pero también ha sido la educación, han sido los estudiantes, han sido los profesores, han sido las mismas instituciones educativas las que a toda hora están enfrentando el poder, están criticando en el sentido de señalar lo que hay que señalar, están indicando caminos, están indicando e invitando al cambio de la sociedad y proponiendo modelos de cambio de la sociedad, y todo eso se manifiesta en la educación en Colombia.
RC: Muy interesante, sin embargo, el sistema educativo resultante de estos procesos, ¿qué tan responsable es de lo que está sucediendo en el país?
A.R.G.: Aquí tenemos que ver dos situaciones. El sistema de educación colombiano del siglo 19 fue ante todo clerical, anticientífico, tremendamente conservador, y ocurre que ese sistema tiene una ideología y los estudiantes, sus líderes, por el contrario, promueven el desarrollo, promueven nuevas ideas de cambio, promueven las nuevas ideas económicas que aparecen en el mundo, entonces ahí hay una dicotomía. En el siglo 20 pasa lo mismo, siempre la educación como sistema ha estado atada y determinada por el Estado y una de las ataduras fuertes que tiene va encaminada a no permitir cambios sociales. En algunos casos tiende a aumentar las diferencias sociales, mientras que los estudiantes, los profesores y las instituciones hacen el esfuerzo de salirse de esas líneas de Estado, para promover un desarrollo social, entonces hay una dicotomía, hay una ruptura que todavía la tenemos.
RC: Entonces, según eso, ¿a quién ha servido y a quién sirve el sistema educativo colombiano?
A.R.G.: La educación como sistema, en el pasado y en el presente, siempre ha servido a los intereses del Estado, a los intereses inclusive de la gente que tiene el poder, pero al mismo tiempo la educación por sí misma produce un fermento, produce la capacidad de conocer nuevas ideas, de discutir lo que está ocurriendo, de arrojar luz sobre sobre los problemas, es decir, de criticar, y es ahí, entonces, cuando aparece dentro del sistema educativo, toda una vertiente que busca el cambio de la sociedad, la transformación de la sociedad.
RC: Bajo esas condiciones, ¿a quién debiera servirle el sistema educativo colombiano?
A.R.G.: Puede parecer muy egoísta lo que voy a decir: Yo creo que la educación debe servir en primer lugar al que se está educando. Debe haber un énfasis mayor en el desarrollo personal, en el desarrollo humano, en el desarrollo de cada persona, y ese énfasis para tener ciudadanos que verdaderamente tengan un espíritu libre, que sean capaces de optar, que sean capaces de ejercer la autoridad sobre sí mismos, es decir, que sean capaces de ser autónomos y que, por consiguiente, sean verdaderos promotores de cambio o si se quiere, podemos decirlo también, que sean verdaderos dolores para El poder.
RC: Pensando en los cambios necesarios que debe tener el sistema educativo colombiano, ¿cuál considera que debe ser el rol del Estado?
A.R.G.: Bueno, yo creo que, en Colombia, el problema es que no tenemos políticas de Estado de largo plazo, afortunadamente tenemos planeación nacional y se producen documentos de proyección del sistema educativo, se generan políticas públicas, pero realmente, la multiplicidad de ellas, lo que muestra es la debilidad de las mismas, es decir, que están muy sujetas, muy dependientes de quien dirige el Estado, o sea del Gobierno.
RC: En ese panorama, ¿cómo percibe usted al Ministerio de Educación?
A.R.G.: Pues al Ministerio de Educación lo veo muy bien intencionado, pero es muy dependiente de los vaivenes económicos del país, muy dependiente del Ministerio de Hacienda, y entonces uno ve que las reuniones que convoca, por ejemplo, de rectores, la mayoría de las veces no son para tratar sobre políticas de educación, para tratar sobre evaluación, para tratar sobre estos temas que estamos hablando hoy, sino para hablar de recortes y redistribuciones de presupuesto, emplea mucha energía en apagar incendios.
RC: ¿Qué opina usted de los componentes público y privado del sistema educativo colombiano?
A.R.G.: Bueno, empecemos por la privada, la educación privada al principio, es decir, hace muchos años, a mí me parece que se veía como un apoyo alternativo para la educación pública, es decir, como una salida a la incapacidad de la educación pública para atender a toda la ciudadanía; considero que era un momento en que fácilmente se podía dudar de la buena calidad y de los fines de la educación privada. Pero yo lo que he visto, por lo menos en los últimos 40 años en el país, es que la educación privada, la universidad privada, se ha fortalecido científicamente, institucionalmente y también se ha fortalecido económicamente, y a mí me parece que es en esta donde mayores posibilidades se tienen hoy de ejercer la autonomía universitaria.
Obviamente que hay universidades privadas que son abiertamente confesionales y entonces, ahí la autonomía podría discutirse que está limitada por la confesión de la Universidad. Pero en otras partes, inclusive teniendo una confesión, de alguna manera, se han desarrollado tanto estas universidades, que yo veo que cada vez más se destacan en las notas universitarias de científica, de universal, de autónoma y de un cuerpo organizado. Eso me parece interesantísimo, y ya no se puede hablar de mala calidad sino en muy contados casos; lo que tenemos, en general, es una educación privada de buena calidad.
Otra cosa que yo veo, son los profesores de la Universidad privada, muy entusiastas, muy comprometidos, muy contentos de ser profesores, los veo menos en lo sindical y más en lo institucional, lo cual me parece buenísimo.
Ahora en cuanto a la Universidad pública, en mi opinión tiene unas ventajas pues siempre la van a tener ahí, a la vanguardia de la educación. Una de ellas es precisamente el carácter público que permite que no se discrimine por ninguna razón diferente a la capacidad intelectual de los estudiantes, que tenga una mayor capacidad de debate, de protesta, eso es formativo, aunque en ocasiones nos haga daño, también es necesario para él país.
Yo creo que la Universidad pública, el problema más grave que tiene es el financiero, depende mucho, de lo que se decide a nivel de políticas sobre la financiación de la Universidad pública, y esas políticas cambian a cada rato y muchas veces van a la zaga, van respondiendo es a la protesta, y entonces queda claro, para la gente que, si no hay una protesta, pues no van a haber cambios ni refuerzos de lo público.
RC: ¿A pesar de las bondades y de un aparente equilibrio de los fines tanto de la educación pública como de la privada, considera usted que ese equilibrio se manifiesta en la participación de los egresados en los centros de poder del Estado?
A.R.G.: Los hechos demuestran claramente lo contrario, cada Gobierno pareciera que tuviera su propio centro de formación de cuadros avanzados y que tuviera su propio centro para hacer consultas y para escoger a los dignatarios de los altos cargos. Eso está clarísimo y se reduce a un número pequeño de universidades privadas que, como lo dije al principio, puede cambiar de Gobierno a Gobierno. Sin embargo, en general, la Universidad privada y la Universidad pública, conservan la posibilidad de manifestarse, de crear sus propios canales de crítica y de proposición frente al Estado, frente a las políticas.
RC: Todo lo anterior bien puede constituir un diagnóstico general de nuestro sistema educativo, ahora bien, teniendo en cuenta los graves problemas que sufre nuestra sociedad, tales como la violencia, la criminalidad organizada, la corrupción, la injusticia social y la concentración de las oportunidades y de la riqueza, incluida la tierra, ¿qué habría, a su juicio, que reformar en el sistema educativo para responder a todos ellos?
A.R.G.: Refiriéndonos solo, al sistema educativo, diría que hay que hacer un rediseño curricular total, sin embargo, me gustaría proponer unos énfasis para resolver esos problemas y tienen que ver con la educación de los niños, la primera infancia, la educación de las madres y, es que, en realidad, los valores se forman y realmente toman fuerza en esa primera edad y es necesario que los niños reciban una buena educación y la mejor educación la pueden recibir es con su mamá, por eso la mamá debe prepararse para ser mamá en la gestación y luego para ser maestra de la vida. Pienso que ese es el problema central y dentro de él yo propondría hacer un énfasis muy especial en el campo, o sea, en el niño campesino y en la mujer campesina, porque si miramos toda la lista de problemas que usted citó, veremos fácilmente que se concentran, que tienen una expresión más fuerte precisamente en el campo.

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