IMPACTO DE LA EDUCACIÓN EN LA SOCIEDAD

Por: Ramiro Alberto Henao Calderón

“La paideia, no era sólo “crianza física”, sino el más alto ideal educativo de los griegos: enseñanza del honor y el respeto; cualidades morales y éticas; amonestación educadora, consejo constante y guía espiritual; así como formación del hombre mediante el cuidado de un hombre ya formado.”
César García García

Mucho se ha dicho acerca de la importancia de la educación y su influencia en la sociedad desde la paideia griega, hasta estos tiempos de la primera pandemia del siglo XXI.

Tal vez algunos rasgos distintivos del término paideia como crianza, formación integral, educación de la niñez, instrucción, cultura del espíritu, conocimiento de las artes liberales, transmisión de valores, configuración del sujeto educativo, darían pie para un tratado al respecto de lo que pretendían los antiguos griegos y qué, de esas formas iniciales, asumimos en nuestro contexto.

Desde tantas aristas que el tema provee, hay elementos que pueden ayudar a observar algunos criterios para la comprensión de las adaptaciones que la educación ha hecho a nivel general, con excepción de algunas líneas de fuga, aparecidas por del cansancio que produce asumir que ciertos modelos educativos, al menos en nuestro territorio, constituyen, conforman o se adaptan a una educación basada en el modelo económico imperante.

Lo anterior se refiere a que el tipo de individuo que requiere el sistema económico, se forma en la escuela y aunque las políticas educativas estructuren un discurso hacia la conformación de valores sociales democráticos y equitativos, es el sistema económico el que ha movido a la sociedad a adoptar un modelo impuesto por quienes elaboran dichas políticas según el tipo de ciudadano y, en este caso de trabajador, que requieren para sus propósitos, la mayoría de las veces sin tener en cuenta la participación en esas decisiones de quienes conforman la base de la estructura educativa: estudiantes, padres y maestros.

Así mismo el tipo de maestro, métodos, técnicas, dotación y hasta locaciones que requieren para determinado propósito económico, se diseña sobre la base en unos dispositivos prefabricados que puedan apuntar a formar el ciudadano que requiere el entorno, para el cual se aplican estrategias educativas, que en últimas, responden a constituir un tipo de trabajador para el futuro inmediato. Un ejemplo no despreciable está en comparar la estructura física de diferentes instituciones educativas creadas a principios del siglo XX con las del inicio de la segunda mitad del mismo siglo. Las primeras, dan cuenta de la estructura vertical de autoridad del maestro subido en un pedestal, con diseño tipo panóptico, con aulas semejantes en su dotación y un patio de recreo, donde, desde cualquier rincón se podía estar observando al estudiante, por citar sólo algunas características útiles para una educación academicista, basada en la autoridad del maestro como poseedor del conocimiento y muchas veces, de la guía diseñada con contenidos pre elaborados.

Y las segundas, no muy diferentes en las aulas de clase y patios de recreo, pero dotadas en un buen número de casos, por talleres en donde se instruye a los estudiantes en las técnicas directamente relacionadas con las formas de producción y de trabajo industriales, en las que un oficio se convertía en parte importante de la formación de los estudiantes que harían parte de la fábrica, la empresa y otros formas de trabajo propios de la época, en la que se formaban individuos capaces de seguir instrucciones, leer el manual de operaciones de una máquina o aprender un reglamento de trabajo.

La comparación del aspecto físico de las construcciones educativas son una referencia a elementos que, observados detenidamente, se posicionan en una educación que se vincula con lo que los individuos van a desempeñar más adelante en su contexto. Otros momentos en la educación del país han evolucionado de acuerdo a como avanza la tecnología, superando estas etapas donde la sola industrialización se bastaba a sí misma con el taller de mecánica, costura, torno, mecanografía, contabilidad, secretariado, electricidad y otras artes y oficios que fueron reemplazados por algunas áreas más sofisticadas, en las que el conocimiento no sólo está en el aula de clase, sino en recursos como plataformas de internet, bases de datos, velocidad de la comunicación, redes sociales, software, hardware, con el respectivo uso de equipos como computadoras personales, tabletas, smartphones, etc.

Estos elementos tecnológicos de última generación, ayudaron a que la globalización rompiera las fronteras y se estableciera una economía en la que todos cupieran, consumieran e interactuaran en tiempo real, sin importar las brechas cada vez más grandes desde el punto de vista social. Menos ricos, más pobres, pero todos consumiendo. Más comunicados, pero menos sensibles. Si sólo se reconociera, que detrás de cada pantalla hay un ser humano, pero la mayoría de las veces se evidencia no reconocer al otro detrás de una pantalla y esto también empobrece el espíritu humano. Retomando el ejemplo anterior sobre las plantas físicas, las escuelas volvieron a cambiar o intentan adaptarse; sería demasiado obvio mencionar los cambios en las aulas de clase y las materias de estudio que también han provocado la desaparición de muchas asignaturas y talleres que sirvieron al modelo económico anterior. Parece reiterativo, pero hasta aquí la escuela no transforma, simplemente reproduce lo que un sistema económico se propone, de tal manera que la educación se vuelve una pieza en ese engranaje.

Los seguidores de la educación popular afirman que “la educación de los pobres no puede ser una pobre educación” y ésta es una idea fuerza para la reflexión sobre el impacto de la educación en la sociedad actual. Si Colombia, uno de los países más inequitativos del mundo, proyecta una educación basada en un modelo económico inequitativo, la conclusión de este artículo estaría resuelta. El impacto de la educación en la sociedad sería una consecuencia de reproducir la inequidad.

Puede ilustrarse con muchos ejemplos cómo se manifiesta esa forma de educación y cómo se relaciona con el ingrediente económico, sólo basta pasar la vista por los periódicos o ver algunos noticieros para evidenciar el manejo que algunos grupos económicos han dado a los contratos de construcción y adecuación de las plantas físicas de los colegios durante la pandemia, el manejo que se le ha dado en algunas regiones a la alimentación escolar de los menos favorecidos, o el destino de muchos recursos en educación tecnológica, por mencionar algunos de los más relevantes casos de inequidad y falta de autoridad, para castigar el desvío de recursos de la educación de los menores en Colombia.

Qué tipo de ciudadanos se forman en medio de un estado de cosas como éste, cuál será el impacto en la vida de esos menores y a su vez en su familia, célula de la sociedad?. Esa lógica ya es aberrante y poco transformadora, no coincide con los valores de una educación a los que debería acceder todo niño y todo joven en nuestro país por derecho propio y constitucional. Es un daño enorme a la sociedad hecho por personas que son producto del mismo sistema educativo. Esto produce un impacto en la sociedad que aumenta la injusticia y el desconocimiento de derechos.

Pero no es allí a donde se pretende llegar solamente. También hay que volver la mirada al acto educativo, a lo que sucede en las aulas de clase. Cómo siendo la educación un servicio público prestado de dos maneras, oficial y no oficial, se hace evidente que la garantía de equidad se vuelva a romper por las brechas sociales, producto de la diferencia en las condiciones y las oportunidades de quienes son sujetos de educación?. Cómo es que existe una educación diferente entre estratos socioeconómicos, habiendo una ley general para todos y unos lineamientos curriculares para la educación inicial, básica y media igual para todos?. Cómo es posible que quienes tienen acceso a educación privada (no oficial), en la mayoría de los casos, resuelven de manera distinta el acceso a otros niveles de educación y al mundo laboral por los medios proporcionados, que se traducen en mejores oportunidades para los graduados en las instituciones educativas no oficiales?. Ejemplo de ello es el posicionamiento en las pruebas Saber, indicador de calidad educativa, en el que la educación oficial, al ser confrontada con la educación no oficial, se ve en desventaja. Esto también impacta a la sociedad.

Al preguntarse por qué teniendo el mismo currículo, los resultados no se dan en la educación oficial, la respuesta tendría que estar en observar las oportunidades que un niño o un joven tiene en una y en otra, en la educación oficial (impartida por el Estado) y la no oficial (impartida por particulares). No se trata de confrontar el carácter de la educación dependiendo de quién la imparte, pero sí, de reconocer que siendo el mismo sujeto de educación, las condiciones y los propósitos deben ser provistos de iguales oportunidades en temas como tiempo real de clases, seguimiento a carencias educativas, recreación, soporte tecnológico, formación de los educadores, tiempo dentro del sistema educativo, alimentación, acceso a bibliotecas, salud, movilidad, etc. Algo en ese sentido tiene que cambiar, para ofrecer a todos los menores igual cumplimiento de sus derechos. Esto también tiene un impacto social.

Transformar la sociedad a través de la educación, está en la mente de todos los grupos humanos, pero sin procesos educativos equitativos en la vida escolar de los menores en Colombia es una utopía, pero ahí está el reto. Todo el sistema tendría que movilizar sus recursos económicos y humanos, para que la calidad educativa, no parta sólo de la medición de contenidos a través de pruebas externas o de la medición de eficiencia en el cumplimiento de políticas, que van dirigidas a hacer de la gestión educativa la fracción de un estado eficaz, en términos del cumplimiento de lo que se contrata para cumplir con dichas políticas, por citar sólo dos factores. No hay duda que eso hace parte de lo que se necesita para retar al sistema educativo, pero más allá, se requiere un sentido de humanidad más profundo que toca al niño, al joven, a su familia, a su entorno y desde allí a la sociedad misma.

Quizás un volver a los inicios, a la paideia griega, a revisar el sentido de la educación, para que sea desde la escuela donde se pueda transformar realmente la sociedad. Si a través de la educación el individuo logra transformarse a sí mismo, se hace capaz de trasformar elementos de su entorno y con ello transformar su propia realidad, la consecuencia de ello tendría que ser la transformación de la sociedad.

Puede concluirse que una educación que pretende solamente sostener el modelo económico, formando individuos para introducirlos en un sistema consumista, riñe con una educación para trasformar el modelo económico y hacerlo más equitativo desde otros valores como la justicia, la honestidad, la felicidad, el respeto propio y de lo público, la prudencia en un mundo con menos distancia virtual de los otros y mayor distancia presencial, valores que satisficieran la vida querida por quien crece como ciudadano en nuestro territorio. Es necesario que haya más niños y jóvenes excelentes sin tener que comparar sólo, cuántos contenidos ha incorporado académicamente o qué propósitos económicos desee su familia o su Estado para él. Excelentes porque decidieron cambiar y adaptarse por sí mismos -nadie aprende por otro, ni aprende en contra de su voluntad- y, si pueden transformarse en libertad, transformarán la sociedad. No es sólo el ideal de sujeto que se quiere formar, es el ideal educativo el que impacta la sociedad.

Ramiro Alberto Henao Calderón
Santiago de Chile, 1 de octubre de 2021

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