JUAN CAMILO MONTOYA BOZZI:
“NADIE ESTÁ EXIMIDO DE EJERCER UNA RESPONSABILIDAD SOCIAL Y UNA BUENA CIUDADANÍA”

Por Pastor Virviescas Gómez

Dos de los principales frentes de trabajo del rector de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Juan Camilo Montoya Bozzi, giran en torno a que sus miles de estudiantes, docentes y graduados, se involucren de lleno en la solución de los problemas de la región y, por lo tanto, en la búsqueda de un cambio social para Colombia.

Así lo manifiesta este administrador de empresas de la Universidad de Los Andes y MBA de American University (Estados Unidos), quien en diciembre de 2018 asumió las riendas de la UNAB, primera universidad privada del Oriente colombiano, con acreditación de alta calidad otorgada por el Ministerio de Educación Nacional (MEN).

Montoya Bozzi se ha desempeñado como presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bucaramanga y Urbanas S.A., gerente de Promisión S.A. y de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI regional Santander), así como director de sostenibilidad de la Sociedad Minera de Santander (Minesa), y en esta entrevista con la revista Cúbica analiza el tema de la educación superior privada, frente a la transformación social y expresa su optimismo a toda prueba.

Pregunta: ¿La transformación social es un tema prioritario para la universidad privada colombiana o una responsabilidad netamente del Estado?

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Respuesta: Tiene que ser una responsabilidad de todas las instituciones de educación superior sin distingo de su condición jurídica, por los deberes y las funciones misionales que tenemos, y más aún instituciones que se comprometan con la alta calidad a nivel de todos sus programas. La UNAB es una de ellas y claramente buscamos ser cada vez más una institución que inculque en nuestros estudiantes ese mayor compromiso con un cambio social positivo en su entorno, que se involucren con los desafíos de la región y del país, y que sean buenos ciudadanos. En la UNAB creemos en ello.

Pregunta: ¿A los jóvenes que hoy día se están graduando como profesionales les trasnocha el tema de la “transformación social” o simplemente están enfocados en su bienestar económico personal y punto?

Respuesta: Hacer una generalización es complejo porque hay diferencias entre los diversos programas académicos, pero sí es evidente un mayor activismo y atención de los ciudadanos en general y de los jóvenes en particular, en las problemáticas que enfrentan la región y el país. Posiblemente las tecnologías disponibles y las redes sociales agitan mucho más esos debates, pero lo más importante es que los jóvenes y todos nos involucremos de la manera más constructiva y crítica posible con respecto a los temas de cambio que requiera el país, como la lucha contra la corrupción y contra la desigualdad de oportunidades, la reducción y eliminación de la violencia… En fin, en todo ello tenemos que estar involucrados y los jóvenes se estarán formando de la mejor manera, cada uno en su disciplina y ojalá sean exitosos en ello, pero todos tenemos que estar también conectados y activos en los asuntos de nuestro país y del entorno en general.

Pregunta: ¿Qué lugar tiene el tema de la transformación social dentro del Proyecto Educativo Institucional (PEI) y los currículos de la UNAB, trátese de un abogado, un educador, un médico o un ingeniero?

Respuesta: Es un asunto central de la UNAB desde sus orígenes. Esos principios que siempre nos han orientado de libertad, autonomía y democracia, creo que están muy conectados con que como comunidad académica estemos dispuestos a trabajar por la transformación social. En la UNAB hay un énfasis muy alto en la ética, en formar buenos ciudadanos, y todo ello indudablemente contribuye a que seamos personas proclives a estar aportando hacia transformación social desde los diferentes ámbitos y especialidades de cada quien.

Pregunta: ¿Usted confía en que uno de los efectos palpables de la devastadora pandemia de covid-19 sea un mayor grado de conciencia en los profesionales con respecto a la responsabilidad social, al menos en cuanto a los que están concluyendo sus estudios en la UNAB?

Respuesta: Yo creo que sí. Y no sólo a quienes estén terminando sus estudios de pregrado, sino a todos nosotros enfrentar una situación tan inesperada, tan extraña y tan generalizada a nivel global, en donde todos estamos dependiendo de los demás de alguna forma, de la disciplina, de que el Estado pueda proveer pruebas, vacunas y unidades de cuidados intensivos… La pandemia nos puso a todos a reconocer que hacemos parte de un solo sistema y que la Humanidad entera está involucrada, sin que nadie pueda resultar ajeno a esta situación. Por esta razón, la conciencia con respecto a la salud pública, a la prevención, a que el sistema de saludad sea suficientemente robusto para atendernos a todos, a que los flujos económicos pueden interrumpirse repentinamente generando niveles de pobreza muy dramáticos, que llevaron a nuestro país y a nuestra región a retroceder por lo menos una década. Entonces la pandemia es para todos un hito de vida y de entender el tipo de cosas que pueden pasarle a la Humanidad si no nos preparamos para riesgos de este estilo o como otros que desde ya estamos viviendo con asuntos climáticos.

Pregunta: ¿Lo que hoy están enseñando las universidades privadas colombianas tiene como eje formar líderes que tomen decisiones con responsabilidad social en asuntos críticos como pobreza, inequidad, hambre, corrupción, atraso tecnológico, acceso a la educación y cobertura en salud?

Respuesta: Quiero enfatizar que hay universidades que van más adelantadas institucionalmente y que apuestan por el desarrollo armónico de todas sus funciones misionales y por la alta calidad. En esas funciones además de la docencia, la investigación y la extensión son dos frentes de gestión muy importantes que se conectan con estas problemáticas sociales.

En particular, debo decir que una universidad privada ubicada en una región como Santander, en este caso la UNAB, con unos recursos limitados y un tamaño mediano, pues debe enfocar su investigación y su extensión a los asuntos más concretos y más directos que tiene en su entorno. Por ejemplo, escoger a qué objetivos de desarrollo sostenible puede dedicar mayor energía desde sus grupos de investigación y sus expertos académicos, no a todo. Difícilmente podemos trabajar en asuntos muy sofisticados de investigación básica porque los recursos no están disponibles. Entonces hacemos bien universidades del perfil de la UNAB en esta región, enfocándonos en esos temas directos del entorno cercano, con soluciones, con propuestas de políticas y con innovaciones. Ello les muestra a los estudiantes con el ejemplo que debemos ser parte activa de las soluciones a los problemas que hay en nuestra región.

Pregunta: ¿Para que los estudiantes y graduados se preocupen por su cuota de responsabilidad social hay que partir de que desarrollen un pensamiento crítico, así como que despierten su creatividad e innovación? ¿O basta con que sean excelentes en memorizar los contenidos específicos de cada carrera porque lo demás vendrá por añadidura?

Respuesta: Indudablemente lo primero, y la educación superior se ha venido transformando desde hace un buen número de años, pero se ha enfatizado recientemente mucho más la necesidad de ese pensamiento crítico, de la creatividad, de que seamos personas flexibles y dispuestas a seguir aprendiendo a lo largo de la vida, a que podamos interpretar y leer el contexto de una forma. De ahí que esa vieja escuela o manera de desarrollar la educación en cuanto a la memorización hace rato es obsoleta. El desarrollo de ese ciudadano abierto y crítico, y a la vez muy innovador y creativo, es lo que corresponde hoy por hoy para que el profesional sea exitoso en su disciplina, pero a la vez un ciudadano propositivo, crítico y constructivo en su ciudad y en su región.

Pregunta: ¿La ética, la racionalidad y la solidaridad son componentes fundamentales de la formación de un profesional? ¿O estos son deberes que se escapan a las universidades?

Respuesta: Son de la esencia de la formación profesional, que debe ofrecer una institución de educación superior seria y comprometida con la buena formación y el éxito de vida para cada uno de los estudiantes. La ética está en el centro de gran parte de los problemas que tienen nuestro país y el mundo, por quebrantos éticos fuertes que se ven tanto en la actividad pública como en la privada. Para hablar de la solidaridad, retomaría el caso de lo que hemos vivido como Humanidad en medio de la pandemia, en donde se hizo cada vez más contundente el mensaje de ser solidarios con quienes viven a nuestro alrededor y con nuestro país. La colaboración entre las naciones también ha sido muy cuestionada en medio de la pandemia, ya que frente a episodios de generosidad igualmente se han dado situaciones de sálvese quien pueda, en ciertos asuntos críticos del manejo de la crisis.

Pregunta: Hay docentes, decanos y rectores que insisten en que los nuevos profesionales deben ser emprendedores que hagan posible un mundo mejor. ¿El cambio climático y sus consecuencias derivadas les darán tiempo?

Respuesta: La crisis climática y la necesidad de actuar desde ya a todo nivel, desde las grandes políticas internacionales llegando al nivel más micro y cercano a cada uno de nosotros como individuos es indiscutible, pero a la vez, el abordaje o la búsqueda de una mayor capacidad de emprendimiento en todos los profesionales, yo la entiendo más allá de que sean unos empresarios independientes, cada uno con su empresa, desarrollando ese patrimonio personal.

Es más la capacidad de arriesgarse a liderar una organización, así como promover un nuevo desarrollo al interior de una institución pública o privada. Es la importancia de inculcar en el joven la posibilidad de transformar el destino y de proponer soluciones, sacándolas adelante. Muchas de esas se podrán convertir en empresas, en otros casos serán proyectos dentro de una organización. La inminencia del cambio climático no tiene ningún tipo de discusión y es el tema central del desarrollo global en este momento.

Pregunta: ¿Qué papel juegan en cuanto a la responsabilidad social aquellos jóvenes que optan por una formación técnica o tecnológica?

Respuesta: El nivel de responsabilidad con la transformación social y con que nuestra comunidad opere mejor es de todos los individuos, sin hacer un distingo particular en cuanto a niveles de formación en la educación superior. Los técnicos y los tecnólogos son personas muy valiosas para trabajar dentro de las organizaciones y para emprender, pero también igual de responsables con ser buenos ciudadanos. No lo veo como un tema de élite o de personas exclusivamente con altos niveles de formación académica y científica, sino un asunto del cual todos somos parte en la escala y dentro de las capacidades de cada quien. Nadie está eximido de ejercer una responsabilidad social y una buena ciudadanía.

Pregunta: ¿A los empresarios colombianos les interesa contar con profesionales que estén empecinados en la transformación social del país? ¿O mejor que cumplan al pie de la letra las tareas que se les confíen y produzcan dividendos, pero que no se metan en camisas de once varas?

Respuesta: Claramente, una organización empresarial será mejor si está sintonizada y cercana al entorno en el cual opera. Los colaboradores de una empresa deben ser personas dispuestas a participar en la solución de los problemas, en ser activos en los procesos democráticos y entender que por trabajar en tal o cual organización, no pueden estar aislados de lo que pase a su alrededor. Es de todo el interés de cada empresa que aspire a trascender en el tiempo, que ofrezca soluciones al mercado en el cual esté participando. Sus productos y servicios deben leer esas condiciones del entorno, porque si no lo hace, simplemente podrá tener un éxito de corto plazo, pero más temprano que tarde fracasará. Es bien sabido que no hay empresas exitosas en sociedades fracasadas. Yo creo en esa frase y que en esa medida una empresa tiene que llenarse de ese tipo de ciudadanos en su estructura de colaboradores.

Pregunta: ¿Las recientes protestas de estudiantes y sindicatos –especialmente en ciudades como Cali y Bogotá, pero también en Bucaramanga–, obedecen a la insuficiente responsabilidad social de Estado–Empresa–Universidad o nada tienen que ver?

Respuesta: Las protestas de estudiantes y sindicatos y que hayan sido pacíficas tanto en esas dos ciudades como en el resto del país, son absolutamente legítimas y es parte esencial de cualquier democracia, que cada quien se pueda expresar. Confluyeron muchas motivaciones exacerbadas por la pandemia y por la afectación socioeconómica que ha vivido el país, así como en algunos casos, unas motivaciones políticas de buscar soluciones en este periodo de gobierno y una presión particular contra la propuesta de reforma tributaria que se presentó en su momento. Fue muy complejo lo que vivimos porque además de las protestas pacíficas, hubo infiltraciones clarísimas de organizaciones violentas que llevaron el nivel de protesta a situaciones de terrorismo y vandalismo que no podemos permitir como sociedad. La solución a todo ello no pasa exclusivamente por el Estado o por un presidente o por un gobierno. Sí tenemos que ser parte de la solución empresas, universidades y Estado, y tenemos que promover múltiples espacios de conversación, de propuesta y de contextualización de muchas situaciones que vive el país, para no quedarnos en generalizaciones o simplificaciones de los problemas que enfrente Colombia, porque esas aparentes salidas rápidas y sencillas muy probablemente no sean sostenibles en el tiempo.

Pregunta; ¿Qué les responde usted a quienes afirman que este es un Estado fracasado y una sociedad fracasada?

Respuesta: Que no es verdad. Colombia es un país que en medio de muchas dificultades y de un nivel de conflictividad muy alto, que se ha extendido casi que a lo largo de estos doscientos años de vida independiente, el progreso que hemos tenido en múltiples frentes sociales y económicos es importante. Y haciendo comparación con otros países, Colombia tiene un nivel de desarrollo, de menores niveles de pobreza, tasas de cobertura en salud importantes, tasas de cobertura en educación que van creciendo -faltando todavía mucho más-. Hemos eliminado ciertos problemas que antes existían y eran protagonistas, pero hoy ya no son parte de la conversación. Faltan muchos otros problemas por resolver, pero en ese sentido, yo creo firmemente que las sociedades o los países somos obras en construcción siempre y los problemas van mutando de unos a otros y en medio de ellos mismos van teniendo matices a lo largo del tiempo. El hecho de que lleguemos a pasearnos por la idea de que somos una sociedad fracasada y un país fallido, ¿eso qué nos deja? Eso al final del día tampoco nos entrega una salida, porque quienes tenemos que solucionar los problemas somos los mismos colombianos y si no reconocemos aspectos de avance, pues difícilmente vamos a tener alguna perspectiva. Entonces, sin ser complacientes ni ser ilusos o ingenuos, si uno con datos estudia diferentes temas del desarrollo del país, encuentra avances en buen número de ellos y desafíos claros que tendrán que ser parte de la conversación y de la construcción que no para.

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