¿LA EDUCACIÓN PUEDE CONTRIBUIR EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA?

Por: HERNÁN ESCOBEDO

Hace algún tiempo fui coautor de un libro publicado por el Cinep que tiene como título El saber tiene sentido . Este título nos invita a pensar en el saber como una fuerza, como un vector, que nos impulsa con cierta intensidad hacia algún lugar. ¿Hacia una mejor forma de vida? ¿Hacia la felicidad? Tal vez.

Argumentaré aquí que la educación, al menos, puede contribuir a erradicar la pobreza. Y esto, ciertamente, ya le da un sentido: la impulsa con fuerza hacia un horizonte. Ahora, sin pobreza, viviríamos mejor, desde luego. Con ello tal vez nos acercaríamos a ese ideal de felicidad. Ahora, lo que sí es seguro, es que, sin pobreza, nos daremos cuenta, con mayor claridad, de que la desigualdad es un falso problema.

Diversos autores, en muy variados trabajos, defienden la idea de que una persona vive en situación de pobreza, cuando sus ingresos monetarios están por debajo de un valor umbral llamado umbral de pobreza o línea de pobreza. Si esto fuera cierto, la pobreza no sería un problema tan difícil de resolver.

En efecto, si la pobreza fuera un problema de escasez de dinero, ya se hubiera resuelto con las inmensas cantidades de dinero que los países ricos han invertido en países pobres. Al menos, el problema se hubiera resuelto en una porción proporcional a la cantidad de dinero invertida. Lamentablemente, esto no ha sido así.

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Lo que sí ha mostrado ser proporcional a esta cantidad, es el incremento de la corrupción en los países que reciben la ayuda. Cuanto más dinero ha recibido en ayudas un país, mayor ha sido el incremento de la corrupción y de mayor proporción todo lo que esto conlleva: la pérdida de confianza en las instituciones, en los dirigentes políticos y en los gobernantes. (Quienes se interesen por este tema pueden remitirse a Easterly (2001) , Easterly (2006) y Moyo (2009) ).

Algunos autores conscientes de que la pobreza no puede reducirse a la escasez monetaria, distinguen entre pobreza monetaria y pobreza multidimensional o sistémica.
La línea argumentativa del presente documento es coincidente con la concepción de la pobreza como un fenómeno sistémico. Es decir, como un fenómeno que es producto de la confluencia de diversos factores interrelacionados.

Algunos de esos factores están relacionados con la educación de las personas que nacieron en situación de pobreza. En ellas se inicia entonces un proceso que, por su propia dinámica, tiende a auto perpetuarse en movimientos cíclicos, en círculos viciosos que han recibido el nombre de trampas de pobreza. Esto hace que la pobreza así concebida se presente como un proceso sempiterno: se puede identificar su origen, su comienzo, pero, no puede vislumbrarse en él un final.

Sobre este proceso sempiterno actúan factores que son ajenos a la educación; ella no puede ser un instrumento eficaz para controlarlos, para eliminarlos. Ejemplo de ellos es el vivir en espacios marginados: barrios de invasión, veredas alejadas de los centros urbanos que no cuentan con un hospital, una escuela… En pocas palabras, espacios en los que no se encuentran las condiciones mínimas para una vida digna. Desde luego, no me referiré a estos factores en el presente escrito. Me referiré a aquellos factores que pueden ser afectados, modificados, eliminados por medio de proceso educativos.

¿Cuáles son esos factores que confluyen para generar aquello que denominamos pobreza y se relacionan con la educación?

Comenzaremos por mencionar los que podrían considerarse como no tan obvios, para terminar con los que se podrían llamar obvios.

Los factores no tan obvios
La visión de túnel

Las personas que viven en situación de pobreza tienen que afrontar diariamente problemas asociados con la escasez de dinero. Este cúmulo de problemas acapara, rapta la atención de la persona en esta situación y, en general, todos sus procesos mentales. Ahora bien, a pesar de centrar toda su atención e invertir todos sus esfuerzos en resolverlos, la persona en situación de pobreza, muy pocas veces lo logra. Este fracaso continuado produce una gran insatisfacción, una gran frustración. Y cuanto mayores sean la frustración y la insatisfacción, de mayores proporciones será este rapto de la mente.

Con la mente acaparada por la escasez de dinero, la persona deja de percibir otros problemas. Mullainathan y Shafir dicen que la persona queda como en un túnel oscuro en el que lo único que pueden ver es una luz al fondo, en la salida del túnel, sin que puedan nunca llegar a ella.

La persona dentro de este túnel pierde totalmente el control sobre su mente, con lo que, naturalmente, pierde en gran parte el control sobre su propia vida. Toma entonces decisiones que, en otras circunstancias, ella misma consideraría absurdas. Puede incluso actuar de manera impulsiva, sin pensar para decidir si es apropiado o no actuar de tal o cual manera. Y esto, en el caso de una persona que afronta la escasez de dinero, obviamente agrega nuevos problemas y llena de complicaciones su vida que ya era bastante difícil.

La educación puede (y, por lo tanto, debe) contribuir a que la persona afronte sus problemas sin, por ello, dejar que su mente quede secuestrada. Desarrollar la competencia para la toma de decisiones después de un proceso de reflexión, de situarse en múltiples perspectivas, desarrollar la resiliencia, fortalecer el control de sus propias emociones, son metas que se pueden alcanzar mediante la implementación de procesos educativos y el logro de ellas contribuirán, sin duda a superar la visión de túnel.

Patrones de crianza equivocados

Ser competente en la crianza de los hijos es el resultado de varios factores combinados entre los que está, sin lugar a dudas, una educación apropiada para los progenitores. Es necesario contar con una mente bien formada. Pero, además, es necesario poder tener esa mente disponible para analizar cada situación problemática, a la que todo educador se ve enfrentado cotidianamente cuando interactúa con sus educandos. Ahora, los primeros educadores en la vida de un infante y los más importantes, sin dudas, son sus padres.

Varios estudios muestran cómo los padres que tienen ingresos suficientes para pagar arriendo y servicios públicos, pueden tener la mente ocupada sólo algunos días al mes: cuando hay que pagar las cuentas. Pero los demás días la tienen disponible para sus hijos (Gennetian, 2004 ). Algo similar pudo poner en evidencia Repetti al estudiar los hogares de personas que en sus trabajos pueden estar sometidos a situaciones de gran estrés durante algunos días en el mes. Mostró claramente cómo en los días de trabajo agotador estas personas eran padres mucho menos buenos que en los días fáciles. Los días de estrés eran intolerantes, inconsistentes, muy poco comunicativos, bastante proclives a castigar por razones que no ameritaban.

Ahora bien, la vida familiar en condiciones de escasez económica es pródiga en conflictos y circunstancias que amenazan esa disponibilidad de la mente de los padres necesaria para educar de manera acertada. La mayor parte del tiempo son entonces intolerantes, irreflexivos y frecuentemente imponen castigos desproporcionados que, en una alta proporción, son castigos físicos.

Utilizando la metáfora de Mullainathan y Shafir, los padres con posibilidades económicas, al final de mes, por ejemplo, ingresan a ese túnel del que no saldrán hasta cuando no evacúen todas las obligaciones a las que deben responder. Pero los padres que viven en la escasez permanente no pueden salir del túnel, y dentro de el túnel no pueden ver con claridad lo que deben hacer para educar bien a sus hijos.

La educación, por las razones ya expuestas puede entonces contribuir a que los patrones de crianza sean más apropiados a pesar de la escasez. Muchas veces el simple hecho de que los padres tomen consciencia de que las dificultades los encierran en un túnel, es suficiente para que las relaciones entre padres e hijos mejore y los primeros logren mejores resultados pedagógicos en los segundos.

Relaciones interpersonales difíciles

Otro caso en el que se pone en evidencia que para resolver el problema de la pobreza no basta el dinero; son muchos los casos de proyectos productivos cuyo objetivo era mejorar los ingresos económicos de personas que deben afrontar la extrema escasez de dinero que fracasaron por los conflictos interpersonales, que surgieron entre quienes participaban en ellos. Un caso muy revelador es el de una cooperativa que se constituyó con 22 personas indigentes que vivían de recoger en las tardes los sobrantes de las ventas en la plaza de mercado de Puerto Serviez, Boyacá. La empresa Omimex de Colombia, Ltd. le donó a la cooperativa una planta de purificación de agua. En este puerto sobre el Río Magdalena, como en toda la región, el agua potable es bastante escasa.

La mencionada empresa, además de donar la planta de purificación acompañada de los insumos químicos necesarios para respaldar dos años de producción y de donar la empacadora con la cantidad de plástico para embolsar el agua que se produciría en esos dos años que duraba la primera etapa del proyecto, asesoró y capacitó a los cooperados para legalizar su empresa. Por último, la empresa pagó por adelantado dos años de arrendamiento del local donde se ubicaron la planta y la empacadora.

La empresa Cementos Nare, que tenía una de sus plantas en la región, le compraba a la cooperativa el 70% de la producción diaria de bolsas de agua purificada.

En estas condiciones aparentemente ideales, en las que la falta de dinero no era un problema, la cooperativa funcionó tres meses, al cabo de los cuales las relaciones entre sus cooperados estaban completamente rotas.

Los conflictos, que dividieron irremediablemente a los cooperados, se originaron por dos asuntos. El primero fue el acuerdo acerca de los horarios de trabajo. Había que determinar tres turnos con el fin de que la planta no parara en ningún momento la producción y poder atender la alta demanda de agua purificada en bolsa: uno de 8am a 2pm, otro de 2pm a 8pm y el último de 8pm a 2am.
El segundo asunto que generó fue que los beneficios que la cooperativa producía, no eran gratificantes para los cooperados. Al estudiar este problema se pudo establecer que más del 50% del producto de las ventas se gastaba en pagar el transporte para la distribución de las bolsas de agua. El encargado del transporte era un familiar del presidente de la cooperativa que poseía una camioneta y que, al final de cuentas, era el único que se lucraba con holgura de la planta de purificación de agua. Es importante recordar que todos los gastos de producción de los dos primeros años habían sido pagados por la empresa donante.

Los conflictos no pudieron ser tramitados mediante el diálogo o la concertación. Generaron enfrentamientos y agresiones verbales que llevaron a que, personas que eran amigas desde la infancia, rompieran de manera drástica y, aparentemente, definitiva, su amistad.

Otro ejemplo similar al anterior, es el de una cooperativa productiva cuya constitución fue financiada por Ecopetrol, en el contexto de un programa de apoyo a instituciones educativas. Una escuela primaria situada en la vereda El Cruce del Chaparro, del municipio de Puerto Boyacá, posee un terreno amplio que colinda con una planta de Ecopetrol. Un grupo formado por cuatro profesores y dos líderes comunitarios lograron constituir una cooperativa para criar y comercializar peces. Con el apoyo económico de Ecopetrol construyeron cuatro estanques técnicamente adecuados para la crianza de peces, compraron los alevinos, el alimento y los demás insumos necesarios para el proyecto. Con la orientación y vigilancia de los profesores, los niños de cuarto y quinto grado de primaria participaron de manera entusiasta en la alimentación y cuidado de los peces. Cuando la primera cohorte de animales había alcanzado el tamaño y el peso apropiados para su consumo, todos los 35 cooperados participaron en la preparación y venta del pescado con éxito rotundo.

La junta directiva de la cooperativa decidió que el dinero recaudado en la venta se consignaría en la cuenta bancaria de uno de sus miembros, mientras se completaban los trámites para la apertura de una cuenta a nombre de la cooperativa.

Con las tres cohortes de peces siguientes se logró el mismo éxito de la primera. Ahora bien, según el acuerdo entre Ecopetrol y la cooperativa, una vez se hubiera logrado la venta de las primeras cuatro cohortes, ésta tendría que ser autosuficiente; tendría que sostenerse sin el apoyo de Ecopetrol.

Para la quinta cohorte, la cooperativa tenía que comprar, con sus propios recursos, alevinos, alimento e insumos para iniciar el nuevo ciclo productivo. Para ello necesitaba tener ya abierta una cuenta bancaria a su nombre. En el momento de transferir el dinero de la cooperativa que se encontraba depositado en la cuenta del miembro de la junta directiva a la nueva cuenta de la cooperativa, éste descontó del monto total de las consignaciones hechas por concepto de las ventas de pescado, el valor del cuatro por mil, el valor del cheque de gerencia y algún otro cobro que el banco hizo por el manejo del dinero.
Algunos miembros de la cooperativa se manifestaron en acuerdo con el dueño de la cuenta, en tanto que otros, bajo el argumento de que “los favores no se cobran” se opusieron radicalmente a que se hicieran los descuentos mencionados. Alegaban que, si el miembro de la junta que ofreció temporalmente su cuenta bancaria para guardar los dineros de la cooperativa, no estaba dispuesto a asumir los cobros mencionados, no debió ofrecerse para hacer el favor. Afirmaban vehementemente que un favor se hace completo o no se hace.

Este conflicto fue causa de la disolución de la cooperativa y los estanques, con toda su instalación de tuberías, bombas de agua, filtros y demás elementos técnicos, quedaron totalmente abandonados.

En este tipo de casos, la participación de la educación para contribuir a erradicar la pobreza es evidente: el desarrollo del juicio moral que hace competente a una persona para situarse en las perspectivas de los demás, permitiría resolver los conflictos que necesariamente surgen en las relaciones entre las personas, especialmente si estas relaciones tienen algún vínculo con el trabajo, con el dinero, con las jerarquías en una empresa u organización de cualquier tipo. La solución de estos conflictos por la vía de la comunicación y la concertación, en casos como los relatados, que son realmente numerosos, permitiría a una empresa, a una cooperativa prosperar y con esta prosperidad, se asegura la de sus integrantes.

Las capacidades poco desarrolladas

Tal como lo expresa Amartya Sen , la pobreza no es solamente la falta de dinero, sino las múltiples circunstancias que impiden el desarrollo de todo el potencial de la persona como ser humano. Lo más probable, dice Sen, es que una niña pobre de África no vaya a la escuela más que unos pocos años a pesar de que sea inteligente, o que por no haber recibido la nutrición necesaria, no sea la atleta de élite que podría haber sido si sus padres hubieran podido alimentarla apropiadamente.

A este propósito, Abjhijit y Duflo citan a Kristof y WuDunn . Ellos relatan la historia real de Dai Manju, una adolescente china que pudo estudiar debido a un error administrativo cometido por un banco. Esta oportunidad fortuita le permitió desatacarse como estudiante brillante y acabó siendo un magnate de los negocios que generó miles de empleos. Caben pocas dudas de que, si Dai Manju no hubiera tenido ese golpe de suerte, su vida hubiera sido como la de cualquiera de las niñas de su barrio que siguieron en la miseria.

La escasez de dinero conlleva la alimentación insuficiente y de mala calidad; ciclos educativos que se interrumpen prematuramente; instituciones educativas que muchas veces también son de mala calidad; unas muy malas condiciones para estudiar como son la falta de libros, la falta de una mesa con buena iluminación, no contar con el apoyo de un adulto que le brinde protección y orientación… En estas condiciones, no puede esperarse un aprendizaje de calidad que alcance los objetivos de formación deseables para prosperar.

Las capacidades, las facultades que todo ser humano tiene al nacer, quedan pues en potencia. No se actualizan o se actualizan parcialmente. Una persona en estas condiciones, con sus capacidades sin desarrollar, no puede desempeñarse exitosamente en el mundo del trabajo. Esto es particularmente válido en el mundo del trabajo actual, que es tan exigente en relación con las competencias que se debe tener para poder desempeñarse en él.

Los sistemas educativos de los países donde haya ciudadanos en situación de pobreza, pueden (y, por lo tanto, deben) desarrollar programas especiales para mitigar, al menos, estas condiciones ásperas que impone la escasez de dinero. Un ejemplo de este tipo de programa, son los Ciclos Lectivos Especiales Integrados y los Modelos Educativos Flexibles que se utilizan en estos ciclos, para dar la oportunidad a alumnos en extra edad o a personas que tuvieron que salir prematuramente del sistema educativo para que estudien y desarrollen sus capacidades.

Decisiones erróneas

Banerjee y Duflo señalan que, a principios del siglo XXI, en 2005, el 13% de la población mundial vivía con 99 centavos de dólar al día. En el contexto colombiano esto quiere decir que, en ese año, con 3.000 pesos una persona conseguía lo que necesitaba para sobrevivir. Esto puede parecer imposible, pero es un hecho: en 2005, 865 millones de personas en el mundo lograron no morir de hambre con esa minúscula suma de dinero. Esto exige, sin duda, haber alcanzado ciertas habilidades sumamente difíciles de desarrollar. una de ellas es la de tomar decisiones que les permitan sobrevivir afrontando dificultades para muchos insuperables.

Tener conciencia de esto, dicen estos autores, hace que sea difícil afirmar, como implícitamente estamos afirmando, que las personas que viven con menos de un dólar al día tomen decisiones erróneas.

Podría argumentarse que se trata de decisiones extrañas o controvertibles o desconcertantes… Decimos que son erróneas porque conducen a contradicciones, a situaciones absurdas.

El primer ejemplo de decisión errada que mencionaremos, es el caso, muy común, de una persona que, ante una situación de escasez de dinero, busca o acepta préstamos a tasas de interés absurdamente altas. Piénsese en los préstamos gota a gota. Bajo esta modalidad, una persona que recibe $100.000 prestados debe pagar diariamente una cuota de $5.000 durante 22 días. En el momento en que cancela la última cuota, ella habrá pagado al prestamista la suma de $110.000, ¡lo que equivale a haber pagado un interés de casi 14% mensual!

Otra modalidad, todavía peor, es la siguiente. En la mañana un comerciante de la plaza de mercado toma prestados $100.000 para comprar plátano en grandes racimos que revende por unidades. Al finalizar la jornada, cuando logra vender todo lo que compró, habrá recaudado $145.000 y, tal como pactó con el prestamista, le devuelve al $105.000 y se queda con $40.000. El comerciante considera que se trata de un pacto justo, apropiado, que le conviene, pues “hizo lo del diario”. ¡No se percata de que, si trabaja en la plaza de mercado 24 días al mes, está pagando un interés del 120% mensual!

Un buen sistema educativo podría desarrollar en este comerciante un control férreo sobre el dinero diario que recauda para apartar, durante un mes, $5.000 cada día, que corresponden al 12,5% de sus ganancias. Si el sistema educativo es exitoso, el comerciante podrá ver con claridad que, seguramente, en su vida habrá enfrentado situaciones mucho peores que la restricción que implica un ahorro de 12,5% y que la recompensa será que, al finalizar el mes de sacrificio, habrá dejado de pagar $120.000 en intereses y tendrá el capital de trabajo necesario para su negocio. Podrá, además, ver con claridad algo que le puede parecer en un principio inverosímil: en un mes reúne más del capital necesario para su negocio y en dos meses incrementa su capital a más del doble. Si se hace la proyección a un año, los resultados pueden hacer ver que la vida del comerciante podría mejorar mucho.

El segundo ejemplo de una mala decisión que citaremos: anteponer ciertos gastos a la cancelación de obligaciones tales como el pago de servicios o el pago de cuotas de créditos, pagos que de todas formas tendrá que hacer. Banerjee y Duflo reportan que personas en situación de pobreza pueden pagar en promedio el 5% de sus ingresos anuales en reconexiones de servicios suspendidos o cancelados, en intereses por pagos atrasados y en multas por incumplimientos.

Otros dos ejemplos, citados por estos mismos autores: utilizar los mosquiteros distribuidos gratuitamente por un programa de prevención de la malaria, para pescar y comprar una televisión con el subsidio que una familia recibe para el mejoramiento cualitativo de la alimentación de los niños.

El papel de una buena educación en la tarea de erradicar estas malas decisiones, es bastante claro y nos referiremos nuevamente a él cuando abordemos en tema de los factores obvios.

La falta de perseverancia

Muchos de los objetivos que nos trazamos en la vida exigen perseverar en lo que debemos hacer para alcanzarlos. Mullainathan y Shafir reportan varios estudios en los que se hace evidente que las personas en situación de pobreza no perseveran. Pueden, por ejemplo, dejar inconcluso el tratamiento médico que deben seguir para curar una enfermedad o pueden no completar el esquema de vacunación de sus hijos. Pueden abandonar el cuidado de un cultivo, cuando deben enfrentar una dificultad que es superable o no descuidar los procedimientos que saben que son necesarios para obtener una buena cosecha.

En los programas de educación de adultos los índices de deserción suelen ser altos; la persona en situación de pobreza se entusiasma, se inscribe, pero poco tiempo después abandona el programa. La mayoría de las veces lo hacen, cuando tienen que afrontar un problema o un conflicto que se puede superar sin mucha dificultad.

El tiempo de permanencia promedio en un sitio de trabajo suele ser bajo. Por diversas razones entre las que están el aburrimiento, los conflictos interpersonales, el mal desempeño en el puesto de trabajo, hacen que muy pronto cambien de sitio de trabajo.

Estos factores que hemos llamado no tan obvios, al lado de otros similares, suelen llamarse habilidades para la vida. Se refieren a formas de comportamiento que tienen una alta probabilidad de mejorar las condiciones de vida de una persona, porque se ordenan al logro de una vida saludable y segura en una familia funcional y armoniosa. Para el desarrollo de todas estas habilidades, un buen programa educativo, sustentado en un modelo pedagógico eficaz, es un recurso sumamente valioso, tal como lo muestra la literatura especializada en el tema. Hacer una mención de estos estudios va más allá de las posibilidades del presente artículo y es necesario conformarse con mencionar el Informe conjunto de la Misión Ciencia Educación y Desarrollo .

Los factores obvios
La dificultad para leer y escribir comprensivamente

Son muchas las personas que saben leer, pero no comprenden bien lo que leen. Por esta razón, en parte, leen muy poco. Otras muchas saben escribir, pero no saben producir un escrito en el que expresen una idea propia. Estos conocimientos son estériles; son ajenos al Mundo de la Vida (en el sentido que Edmund Husserl le da a esta expresión).
La enseñanza idónea de la lectura y de la escritura es una aliada muy importante en la lucha contra la pobreza. Quien lee comprensivamente puede interpretar apropiadamente un manual de instrucciones. Puede interpretar un decreto, una ley cuando quiere apoyarse en ella para establecer un negocio, para tramitar un proceso. En pocas palabras, puede ser parte activa de la comunidad lingüística que constituye su entorno social, lo que lo faculta para vivir en él y diseñar y realizar ahí su propio proyecto de vida feliz.

A quien no lee comprensivamente todo lo anterior le está negado y, por ello, las posibilidades para encontrar la forma de devengar el dinero necesario para sobrevivir serán muy escasas. En estas circunstancias, las posibilidades de supervivir (es decir, de vivir súper) son prácticamente nulas. Señalemos, por ejemplo, el caso de personas que firman una hipoteca sin entender las implicaciones de este acto. O el de las personas que firman un contrato sin entender a qué se están comprometiendo. Ellas tienen una alta probabilidad de fracasar en sus proyectos.

De la competencia para escribir de manera expresiva puede decirse algo equivalente a lo que se dijo de la lectura comprensiva. Quien la posee multiplica las posibilidades de caminos por los que puede encontrar la forma de diseñar y realizar su propio proyecto de vida feliz. A quien no la posee se le cierran muchas puertas.

La dificultad para utilizar la aritmética en la solución de problemas prácticos de la vida cotidiana

Stella Baruk hizo famoso un acertijo que fue utilizado en un experimento, que ponía en evidencia la tendencia de los estudiantes a aprender de memoria cómo se resuelven los problemas de matemáticas utilizados en la escuela.

En un examen de matemáticas para niños entre 10 y 12 años de edad se incluyó el siguiente problema: <> La mayoría de los niños respondió que la edad del capitán era 42 años. Cuando se les preguntó por qué, respondieron que porque 7 por 6 es igual a 42.

La mayoría de los estudiantes resuelven los problemas de matemáticas aplicando los procedimientos y operaciones que les han enseñado, sin saber muy bien lo que están haciendo. En el caso del problema del capitán, los niños explicaban que la respuesta correcta era multiplicando. En efecto, decían, sumando no podía ser porque 6 más 7 es igual a 13 y un capitán de barco no puede tener 13 años. Restando menos podía ser.
Ningún estudiante se percató de que la pregunta era <> Ninguno de los estudiantes leyó el problema tratando de entenderlo; lo leyeron tratando de establecer qué operación aritmética había que ejecutar para encontrar la respuesta correcta.

La enseñanza idónea de la matemática intentará evitar este problema; tratará por todos los medios de que el estudiante comprenda el problema que debe resolver y tenga la competencia para resolverlo de manera bien sustentada.
Quien aprenda de esta forma la matemática entenderá qué es un préstamo al 14% mensual y qué es uno de 120% mensual. Sabrá que si por la mañana le prestan $100.000 y por la tarde tiene que devolver $105.000, le están prestando a una tasa del 5% diario que equivale al 150% mensual. Sabrá que aceptar este tipo de préstamos es hundirse más en la pobreza y lo rechazará. En un caso extremo, podrá aceptarlo, pero con el propósito firme ahorrar y formar un capital de trabajo, lo más pronto posible como es el caso del comerciante en plátano.

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