LA EDUCACIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL CONCEBIDA DESDE LA UNIDAD PEDAGÓGICA BILINGÜE PIERRE DE FERMAT

Por: Nelson Antonio Carreño Meneses, Sonia Patricia Cáceres Cortes, Astrid Domínguez García

“La educación es la base de la buena moral y del sistema representativo. La generación que se levanta mejorada por la educación primaria, sabrá reconocer sus deberes y sus derechos, podrá elegir un género de industria y desempeñarlo con mediana inteligencia, respetará la moral pública, y la practicará, dará buenos ciudadanos, buenos padres de familia, buenos pastores espirituales y buenos magistrados”
General Santander
(La Nueva Granada al empezar el año de 1986)

La educación es el camino viable y loable para la solución de factores estructurales que condicionan el caminar de la población, entre ellos, la pobreza , las desigualdades y la mala distribución del ingreso, las guerras civiles y los conflictos internos, la compleja geografía, la fragmentación y organización política, la precaria infraestructura de transporte, las deficientes instituciones y la relación Iglesia-Estado, incidieron para que Colombia a finales del siglo diecinueve contara no solamente con uno de los niveles educativos más bajos del continente, sino con un escaso nivel de desarrollo económico (Ramirez, 2007). De igual forma, durante la primera mitad del siglo xx en Colombia, la educación se caracterizó por la baja tasa de escolaridad, la falta de maestros y su escasa o nula preparación, una alta tasa de analfabetismo, la poca inversión y prioridad en los diferentes gobiernos, la influencia de la iglesia católica, la preponderancia de la educación privada (fundamentalmente en la secundaria) y la oscilación entre las políticas y reformas educativas descentralistas y centralistas (Carreño, 2007).

Del mismo modo, todo el trasegar educativo en Colombia, con el pasar de los años, ha mostrado una transformación global de la calidad, en donde obliga directa o indirectamente al gobierno y las diferentes instituciones educativas, a replantear sus políticas, oferta y funcionamiento con el fin de adaptarse y expandirse hacia la internacionalización.
La calidad educativa en las diferentes instituciones, es la apuesta perfecta para solventar las necesidades de una sociedad, una región o de un sistema educativo que busca igualdad, resiliencia y equidad. De igual importancia, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, directamente en educación de calidad, nos indica que la educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza (UNIDAS, 2020).

El Estado asume un gran reto de velar por la calidad educativa en las diferentes instituciones, su cumplimiento en los objetivos y la formación moral, intelectual y física de cada uno de sus estudiantes, es decir, cuidará e inspeccionará que el sistema educativo siempre cuente con el fortalecimiento en los procesos de calidad de los colegios públicos y privados, para que el servicio cumpla con la satisfacción de la población a la que se va atender. La ley general de Educación (Ley 115) direcciona los procesos hacia la integridad, vinculando elementos tales como la participación, la paz, los derechos humanos y la democracia, resaltando que la educación es un derecho y por tanto, un servicio público.

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Dentro de las políticas públicas, el Estado colombiano ha vinculado en sus diferentes planes de desarrollo a la Educación, direccionado al cumplimiento de metas políticas diversas. La política educativa es la materialización del vínculo o contacto entre el Estado y la población en general. Algunos ejemplos a mencionar son: en el Plan de Desarrollo del expresidente César Gaviria entre los años 1990 a 1994, el Plan Sectorial de Educación se denominó “Apertura Educativa”, y en éste se concibe la educación en estrecha relación con la acumulación de capital humano y el mejoramiento de la capacidad de productividad del sistema económico.

Considera que la educación ha tenido en cobertura avances importantes, pero no suficientes, y aduce como causa la falta de eficiencia interna de la escuela, reflejada en el alto índice de deserción, una alta tasa de repitencia –a pesar de la promoción automática– y la baja calidad de la educación, reflejada en los bajos niveles de logro académico y de las pruebas del Estado (Carreño, 2007).

Así mismo, entre los años 1994 a 1998, dentro del Plan de Desarrollo del expresidente Ernesto Samper, En el tema educativo se denominó al plan sectorial “El Salto Educativo y Cultural”. En él se sustenta la educación como pieza fundamental del desarrollo humano sostenible y se propone que contribuya a la formación de un nuevo ciudadano participativo y tolerante, capaz de interpretar los códigos de la modernidad. También afirma el Plan que la educación debe extenderse más allá de las aulas, a oportunidades diversas para el desarrollo integral de las personas, la construcción de una ética civil, la promoción de valores que privilegien un enfoque de género y que se vincule intrínsecamente a la cultura (Carreño, 2007).
De igual forma, entre los años 2002 a 2006, dentro del Plan de Desarrollo del expresidente Álvaro Uribe Vélez, la revolución educativa concibe la educación como un factor del desarrollo humano, social y económico y como un instrumento para construir la equidad social. Al analizar la situación, se observa que, a pesar del crecimiento en cobertura, ésta aún es insuficiente, y que persisten las desigualdades, la elevada tasa de repitencia y deserción escolar especialmente en el primer grado de primaria, el crecimiento moderado e insuficiente de la cobertura en educación superior y la inequidad en el acceso, la baja calidad de la educación básica y media, el aumento de la brecha entre educación pública y privada, la falta de coordinación entre entidades, la duplicidad de funciones, la inflexibilidad y el diseño institucional ineficiente (Carreño, 2007).

De la misma manera, en Barrancabermeja (Santander), luego del estudio realizado por la actual administración en su plan de desarrollo, se menciona que existe una tasa de analfabetismo en personas de 15 años. Además, el Distrito Especial a corte del 19 noviembre de 2019 cuenta con 22 establecimientos educativos oficiales y 87 colegios privados que brindan educación en preescolar, primaria, secundaria, media y bachillerato semestralizado (Eljach, 2020-2023). Es importante resaltar, de lo anterior, en su política pública educativa, que los aspectos más relevantes de las directrices ministeriales y presidenciales están alrededor de los macro procesos educativos como lo son: Calidad Educativa, Cobertura Educativa, Talento Humano y atención al ciudadano; de manera más explícita encontramos la referencia hacia la prestación del servicio educativo, la creación del fondo solidario para la educación, deserción escolar, calendario académico, programa de alimentación escolar, pruebas saber, educación inicial, uso de tecnologías, planeación pedagógica, entre otros (Eljach, 2020-2023). En este sentido, se asume a la educación como el fundamento para la transformación del Distrito Especial.

Un resultado académico de calidad e integral, siempre debe ser medido por estándares o lineamientos que lo fundamenten y lo corroboren, para determinar significativamente sus respectivos potenciales logrando diferenciarse en el entorno. A raíz de lo anterior, una institución educativa y más de índole privada, siempre buscará tener una planta docente acorde con el tipo de población estudiantil que se va a atender, es decir, la calidad de sus procesos en gran parte está medida por la calidad de los docentes, analizando aspectos como: selección, formación y evaluación de los mismos, direccionados al cumplimiento de las estrategias institucionales junto con su proyecto educativo institucional, buscando promover unas mejores condiciones de desarrollo social y económico de la población, como al mismo tiempo, que los educandos desarrollen competencias básicas, profesionales y ciudadanas que les posibilite su interacción en la sociedad nacional e internacional.

Una institución privada debe tener como fin, la necesidad de satisfacer a los clientes internos y externos mediante el cumplimiento de los requerimientos legales, normativos aplicables y los definidos por la comunidad educativa (UPBPF, 2021). Lo que se busca es el mejoramiento de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, tanto de sus métodos y didácticas en la educación de calidad.

Además, una educación de calidad es aquella que forma mejores seres humanos, ciudadanos con valores éticos, respetuosos de lo público, que ejercen los derechos humanos, cumplen con sus deberes y conviven en paz. Una educación que genera oportunidades legítimas de progreso y prosperidad para ellos y para el país (Osorio & Univio, 2017). Los actores principales, dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, corresponden al estudiante, la institución y al docente, siendo el estudiante el sujeto en constante formación, en construcción de ciudadanía, ante las exigencias de una sociedad cambiante. La educación es una oportunidad que encierra el potencial de transformar las vidas (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, 2020).

Actualmente, la educación, fuertemente apoyada por la tecnología, producto de la pandemia (SARS-COV-2) en que nos encontramos, ha reestructurado procesos, metas, objetivos, sostenibilidad y demás. Ante este suceso, se tomó como medida el cierre de las escuelas como medida de emergencia, afectando directamente al 89% de la población estudiantil en todo el mundo (UNESCO, 2020). En el ámbito educativo, gran parte de las medidas que los países de la región han adoptado ante la crisis, se relacionan con la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles, lo que ha dado origen a tres campos de acción principales: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia, mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas (con o sin uso de tecnología); el apoyo y la movilización del personal y las comunidades educativas y la atención a la salud y el bienestar integral de los estudiantes (CEPAL-UNESCO, 2020). Más aún, la segregación escolar no sólo afecta la oportunidad a la educación, sino que también impacta fuertemente en el proceso del aprendizaje. Al igual que en otros países, en Colombia, una de las primeras decisiones del gobierno nacional fue interrumpir las clases presenciales para los estudiantes de colegios públicos y privados, despejando una situación que ya de hecho preocupaba: el Ministerio de Tecnologías de la Información y la Comunicación identificaba que el 53% de los hogares en Colombia no tenía conexión a internet (MinTic, 2020).

El análisis sobre la docencia mediada por las tecnologías en época de pandemia, presenta un referente más allá del proceso formativo, pedagógico y didáctico que rige todo sistema educativo, para trascender a la percepción de uno de los principales actores que hacen viable y son corresponsables de la calidad educativa, el docente, quien de forma interrelacionada con las TIC y con la orientación y el soporte de las políticas públicas, han contribuido a minimizar los riesgos generados por la COVID-19 (Inciarte, Paredes, & Zambrano, 2020). No es desconocimiento que gran parte de la población estudiantil no cuenta con las herramientas necesarias para la implementación de una educación virtual. Es de resaltar que, desde la educación privada, la perspectiva de calidad educativa para ofrecer el servicio ante la situación presentada, un factor determinante son las indicaciones a las capacidades de los docentes en el direccionamiento de sus acciones desde su responsabilidad y el compromiso de formar a los educandos ante esta crisis sanitaria, en formar a la generación que busca un desarrollo sostenible. En palabras de Paulo Freire, es claro al mencionar que somos seres de transformación y no adaptación.

No obstante, cuando una institución educativa no cuenta con los recursos suficientes, o cuando por causa de una situación externa afecta lo interno, se produce inmediatamente la crisis estructura de la apuesta educativa, desde el año anterior, la pandemia y su efecto unilateral, conlleva al cierre de la misma, por la falta de recursos para su sostenibilidad. Es fuerte la situación al determinar que un estudiante de colegio, estudie y reciba sus clases desde una pantalla y los recursos económicos no alcanzan para solventar las necesidades internas.

Desde el punto de vista pedagógico, la virtualidad supone el riesgo de pérdida del vínculo presencial y puede generar tensiones por la sobreexposición de docentes y estudiantes, o por las dificultades para mantener la relación y la mediación pedagógicas. Esto es especialmente cierto en los niveles iniciales de educación, en particular en el preescolar y el primario, en los que se requiere un trabajo coordinado con padres, madres o cuidadores para el acompañamiento y la mediación de los procesos de niños y niñas (CEPAL-UNESCO, 2020).

Aunado a esto, siendo igualmente vital, el aporte de las diferentes administraciones gubernamentales, es a generar oportunidades dentro de las situaciones reales: la evolución de cultura en cada región. La cultura se caracteriza por su modo de transmisión que designamos como tradición. La tradición se define como aquello que del pasado persiste en el presente o que es transmitido, sobrevive activamente y es aceptada por aquellos que la reciben y que, en el curso de las generaciones, la transmiten (Warnier, 2001). Es entender cómo desde lo cultural se pueden establecer criterios, junto con la calidad educativa, de transversalización de programas, o, la transformación curricular en pos de la construcción integral en los educandos y comunidad en general. Las prácticas artísticas, como ejes centrales y parte activa de los procesos educativos, permiten que desde el intercambio cultural y la construcción comunitaria de saberes, se fortalezcan los procesos de aprendizaje y de creación.

Así, las personas no solamente disfrutan de la experiencia sensorial que les brinda el arte, sino que se convierten en actores activos de estas prácticas y conocedores de los diferentes lenguajes expresivos de las artes. Es decir, el arte, a través de la educación, se constituye como un espacio de desarrollo de la persona y se erige como un derecho de todos los ciudadanos (Mincultura, 2021).

De lo anterior se desprende, desde la integralidad del formando, varios aspectos a relacionar en este momento. Con la música, el estudiante, se dispone a articular sus pensamientos, sentimientos, emociones, indirecta o directamente comienza a crear espacios de imaginación, creación de palabras, tiene la capacidad de comprender los códigos lingüísticos de su propia cultura, estableciendo una armonía con su entorno. Según Gardner (2011:2018-2019), “la inteligencia musical se ubica dentro de las inteligencias de las bellas artes: musical, espacial y corporal kinestésicas, donde la musical, es la capacidad que tiene una persona para percibir, transformar, las formas musicales”. Además, consideró que “existe una armonía entre la mente y el cuerpo, donde la mente está entrenada para usar el cuerpo correctamente y el cuerpo está preparado para responder dominantemente sobre la mente” (Guerra, Zuluaga, & Saravia, 2018).

Por otra parte, de los innumerables retos que todo educador o institución tiene, es la de generar una educación con cambios en la sociedad, formando estudiantes con capacidades críticas, creativos e innovadores. Dentro de las políticas públicas educativas es interesante resaltar la vinculación del deporte en el proceso integral. En una institución educativa, la educación física sirve para desarrollar habilidades sociales, motrices y de condición física orientadas a la salud. Los aprendizajes deben tener conexión con el saber hacer que se debe dar en contextos reales y destacar la funcionalidad de los aprendizajes mediante el contexto, lo cual implica que lo aprendido debe tener utilidad práctica (Bernate, Fonseca, & Betancourt, 2020).

En suma, una educación dispuesta a la transformación social, es una educación que busca los mecanismos necesarios para la construcción de nuevos agentes de la sociedad con enormes capacidades humanas e intelectuales. Cuando una política de calidad se enfrenta a diversas situaciones de crisis se evidencia el talante o la firmeza de la estructura actual. Quizás para algunas instituciones al implementar la tecnología por la pandemia se ha convertido en una odisea, puede ser que para otras sea el impulso de mejoramiento continuo en sus procesos buscando siempre el bienestar de la población a la cual se desea atender, siendo una ventana a la población. El reto educativo está en proporcionar al educando un ambiente virtual de aprendizaje que posibilite una evolución de dichas cualidades hacia una construcción integral de sus saberes (Gutierrez & Espinel, 2021).

Se convierte en una herramienta fundamental, la ejecución de estrategias que busquen la implementación o respuestas de una institución educativa ante la situación que se presente a toda su comunidad, porque los retos siempre estarán presentes para buscar el beneficio de las partes. Con todo lo que hemos vivido, edificado, construido, modificado y ajustado, todas las herramientas didácticas y tecnológicas deben seguirse implementando y evolucionando, dado que la nueva realidad mundial demanda cambiar la percepción tradicional de la educación, optando por mecanismos flexibles, promotores de los valores, privilegiando los procesos de pensamiento reflexivo, crítico, creativo y con actitud investigativa, y con un propósito: Educar para la excelencia y educar en valores.

Contribuir a la formación integral del ser humano, es una tarea ardua pero gratificante. Por tanto, integrar los valores al aprendizaje de manera intencionada y consciente, significa no sólo pensar en el contenido como conocimientos y habilidades, sino en la relación que ellos poseen con los valores. Los valores se identifican con cualquier objeto material o espiritual (o sea, productos tangibles, cualidades de la personalidad, concepciones, sentimientos…) que, al satisfacer una necesidad humana, son interiorizados y aprehendidos a través de su propia experiencia vital, esto da un sentido personal a las significaciones del mundo exterior a él (Arana & Batista, 1999).

En nuestra población actual, con los innumerables comportamientos o reacciones de la población, deben concretarse los valores fundamentales para los constantes cambios o desafíos a los que se enfrentan, es decir, es importante adoptar o encaminar posturas frente a los cambios drásticos que tiene la población, especialmente, la juvenil, comprendiendo que, es de suma importancia la existencia de un patrón u orientación de los valores desde temprana edad, especialmente en los tiempos de colegio para alcanzar o lograr grandes resultados personales y comunitarios. Existe lo que Edgar Morin llama “un sentimiento generalizado de asfixia ética”. Si bien es cierto que los valores en crisis no son sólo los éticos, la ausencia o carencia de éstos, así como también de los valores ciudadanos, es lo que más preocupa, porque ataca a la misma posibilidad de la convivencia social y política, o lo que se ha llamado “el contrato social”. Thomas Hobbes decía, a mediados del siglo XVII, que la violencia “la guerra de todos contra todos” hace imposible tanto la convivencia como la vida individual. Hoy podemos atribuir la misma responsabilidad a la corrupción moral y a la falta o no vivencia de valores (Benitez, 2009).

En efecto, la importancia que tienen los valores éticos, hoy día, es que nos ayudan a forjar el carácter a partir de la impronta natural con la que se llega a este mundo, el ser humano cargado de orientaciones, entre lo bueno y lo malo, debe considerar la posibilidad de actuar con sapiencia en los diferentes acontecimientos que la misma vida le presenta. El manejar una sana convivencia en cualquier lugar presente, dirigirá sus criterios sólidos a la construcción del proyecto de vida, a la formación de ciudadanos transformadores de la sociedad, a la búsqueda incansable de la paz, convirtiéndolos en agentes con acciones de justicia, en otras palabras, los valores aportan a la formación del carácter de la persona, soñadora e inquieta, quien debe buscar incansablemente la felicidad y el crecimiento personal y/o familiar.

La propuesta de la Unidad Pedagógica Bilingüe Pierre de Fermat, retoma los principales objetivos de la evolución que la educación en Colombia ha tenido, enfatizando en la función social y educativa con una visión clara de los valores, apostándole a la jornada única, el bilingüismo, el arte, el deporte, la cultura, la música y el buen desempeño académico, forjando en cada estudiante una idea de emprendimiento, con un proyecto de vida claro, que los lleve a integrarse y ser parte de una comunidad con todo el bagaje que se fundamentó en el proceso de formación. Así con 34 años de experiencia en este camino, el nombre del Pierre de Fermat se consolida en nuestro Distrito Especial y Nación como un proyecto destacado, acorde con el desarrollo y crecimiento del entorno en el marco del centenario de nuestro Distrito Especial.

Bibliografía
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Benitez, J. S. (2009). Edgar Morin (2006) El Método 6 Ética. Tiempo de Educar, 243-257.
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