SOBRE EL PARTICULAR DE LA EDUCACIÓN
Consejos Superiores Estudiantiles

Por: Linda Astrid Barragán Maldonado
Estudiante de derecho y representante estudiantil ante la junta directiva
de la Universidad Autónoma de Bucaramanga

“Es porque soy tan testaruda,

que todavía insisto en cambiar el mundo”

Mercedes Sosa

Es mi primera vez que escribo un artículo y siento que hay multiplicidad de ideas y cosas por decir, que me dificultan sobre manera poder redactar algo conciso; sin embargo, aquí estoy tratando de expresar en este corto espacio algo que tenga coherencia y relevancia.

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Mi nombre es Linda, nací en el departamento de Casanare. Soy estudiante de derecho de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, y quiero contarles, antes de todo, un poco de mi historia. Mi familia, no es acomodada, mis padres me tuvieron muy jóvenes y debieron arreglárselas para sacar adelante tres hijas, nos dieron educación, un techo y comida, nada me hizo falta. Cuando estaba en secundaria, soñaba con estudiar en la universidad y tanto mi papá como mi mamá me motivaron a mantener ese sueño; mi papá se graduó en administración de empresas agropecuarias de la Universidad Santo Tomás, y mi mamá, como tecnóloga en reproducción bovina del SENA, además de cursar otros estudios en seguridad en el trabajo y reproducción bovina. Es decir, estos amantes del estudio nunca me permitieron pensar que no iría a la universidad.

Pero la realidad era que no estábamos en un momento en donde pudiésemos adquirir deudas para pagarme el estudio. Por eso, me esforcé mucho en estudiar y en prepararme con el único objetivo de ganarme una beca o pasar a una universidad pública. De esa forma accedí al programa Ser Pilo Paga 4, y debo decir que estoy muy contenta de haber tenido la oportunidad de estudiar una carrera profesional.

Ahora, sobre el particular, que los tiene a ustedes como lectores, fijando su vista en ésta y otras páginas de la revista, quiero contarles y manifestarles lo siguiente: durante toda mi vida fui líder estudiantil, representante, conciliadora, candidata a personería estudiantil y hoy, representante estudiantil ante la junta directiva de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.  A pesar de que en Colombia, desde años atrás, venimos atravesando una crisis de las instituciones, en especial las políticas, siempre he pensado que puede hacerse bastante desde allí y que, en vez de renunciar a ellas, debemos rescatarlas. Por esa razón, llena de miedo, por lo que conlleva hacer una campaña y hacerte conocida públicamente, decidí lanzarme a este mundo de la representación universitaria, de los consejos superiores estudiantiles, y valga la pena reconocer, ésta ha sido una de las mejores decisiones y experiencias de mi vida.

El liderazgo en Colombia, el trabajo por las comunidades, la educación, el cambio climático, la equidad de género, la transparencia electoral, y demás, es hoy un tema de terror para muchas familias, creo que, no sólo a mí sino a muchos jóvenes, sus allegados les han manifestado el miedo que les provoca que hablen en público y expresen sus ideas. Y, sin embargo, aquí estamos, buscando oportunidades, formulando proyectos y dando la lucha por construir espacios seguros, en mi caso desde la Universidad.

Este año, tuve la oportunidad de conocer diversas organizaciones estudiantiles, a líderes, representantes y estudiantes que hacen la diferencia en el país. A su vez, también me he encontrado con profesores y administrativos dispuestos a apoyar ideas y compartir metas de la mano con la comunidad estudiantil. Antes de toda esta experiencia, tenía miedo de hablar y expresar mis reflexiones; considero que era presa del pánico colectivo que todos hemos vivido como sociedad debido a la historia y al presente oscuro que tenemos en común, pero al hacerlo se me llenó el corazón de esperanza y me contagié de valentía, y hoy soy fiel defensora del hecho de que nosotros los jóvenes si podemos construir sociedad, tan sólo nos hace falta voluntad, empatía y solidaridad.

Este año en la Autónoma de nuestra Ciudad Bonita, el Consejo Superior Estudiantil ha  impulsado varios proyectos, entre los más interesantes y destacables: el Primer Congreso Universitario de la Mujer Autónoma, Padrinos y Madrinas UNAB para todas las facultades, Aulas Abiertas, Modelo de Naciones Unidas, MUNUNAB, Stand Sabores y Saberes de los Emprendedores Autónomos en Ulibro, Comisión de Asuntos en Salud Mental, y demás, a su vez, apoyamos la gestión y construcción del proyecto SENTIR UNAB, una iniciativa que busca generar una lucha social activa desde la academia.

Todos los representantes de esta gestión 2020-2021 se han esforzado por hacer un buen trabajo y aportar a la construcción de una universidad justa, equitativa y segura. A todos ellos, les debo un agradecimiento por sus enseñanzas. Aun así, no todo es perfecto y es menester manifestar que este año también ha sido bastante fuerte.

 

El Consejo Superior Estudiantil, el cual yo presido en calidad de representante ante la junta directiva, tuvo que paliar los efectos colectivos del paro de este año 2021, boicoteado por muchos estudiantes y por otros, apoyado. ¿Cuál es la razón de mencionar esta experiencia? Creo que todos debemos diferenciar los espacios y las instituciones que son apolíticas, es decir, las instituciones no son del gobierno sino de nosotros los estudiantes y, además, reflexionar en torno a que las asociaciones estudiantiles y los consejos superiores estudiantiles no deben obedecer a partidos políticos, ni deben confundirse con organizaciones de poder, yerro en que comúnmente caen la mayoría de sus integrantes. Los órganos de representación estudiantil no son de poder, son de academia.

A su vez, creo que todos los efectos negativos de la dicotomía, si no estás conmigo estás contra mí, consecuencia de la lógica del discurso uribista (eres gente de bien, o eres fariano) implantado en la psiquis colombiana desde el inicio de siglo, se nutre de la desconfianza hacia las instituciones que parecen querer trasladarla de forma transversal a todo lo que pueda categorizar como institución, olvidando que no todas son políticas o de gobierno sino educativas.  Y de los populismos, (porque sí, el uribismo es populismo).

The dreamers, es una película inspirada en mayo del 68 que explica muy bien los peligros del populismo, en la siguiente frase de uno de sus protagonistas: “es sencillo decir libros más no armas, pero no es cierto, no son libros es un libro, un solo libro”. Haciendo énfasis en los jóvenes de la época que propugnaban consignas a favor del comunismo chino de Mao Zedong. El populismo y el extremismo aniquilan la pluralidad.

El concepto de universidad atiende a la pluralidad, universalidad de personalidades, ciencias, estudios, opiniones e iniciativas. Parece cliché, pero no lo es, lo que más nos ha costado a nosotros como país es entender esta simplicidad de máxima que debe ser transversal a todo. Verbigracia, como conciliadores, los abogados deben escuchar a las partes en conflicto, entender sus necesidades, escuchar sus propuestas o fórmulas de arreglo, y si éstas no llegan a ningún acuerdo, proponer uno que lleve a feliz término el conflicto, que esté centrado en lo fundamental y que les interese.

En Colombia, no sabemos conciliar o dialogar, nos casamos con una sola posición y no atendemos a ver críticamente la generalidad de un problema. Esto nos ha llevado a que nos volvamos victimarios en nuestras propias casas, con compañeros, amigos y hasta con la misma pareja, cuando unos y otros no expresan u opinan lo mismo que nosotros.

En alguna oportunidad un profesor que conocí me decía que, si yo estaba al otro lado del charco, por qué debía preocuparme por los demás; para mí esa opinión sacudió todo mi ser. Por el contrario, hoy considero y, lo seguiré teniendo presente en el mañana con seguridad, que la oportunidad que la vida me dio es necesario retribuirla trabajando en favor de la sociedad en la que vivo. Por lo tanto, nosotros los representantes, los estudiantes, los universitarios estamos llamados a impulsar proyectos, estrategias, iniciativas que contribuyan a forjar un país mejor, pero lo más importante, nuestra misión es dar ejemplo, por eso debemos escuchar y actuar como los conciliadores, atendiendo al consenso y a la búsqueda de las garantías que aseguren la satisfacción de las necesidades fundamentales de todos.

La educación es la oportunidad más importante que tiene un ser humano para crecer y aportar en sociedad, incluyendo todos los niveles educativos existentes y la libertad de oficio. En nuestro país, poder estudiar es una suerte y por lo tanto todos aquellos que hemos ganado este azar tenemos una misión muy importante, que los conocimientos que obtengamos sean un motor más para nuestro país.

Todas las luchas son válidas e importantes, no dejemos a la academia atrás e impulsémosla a ser parte de la lucha activa, recuperemos estos órganos de representación educativos. Nosotros somos los canales para lograrlo.

Dedico este primer artículo, a mi bisabuelo José Guadalupe Salcedo, Líder de la guerrilla liberal de los años 50, su ejemplo de lucha, trabajo con comunidades, paz y diálogo me inspira a no perder la esperanza de vivir en un país mejor.

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