DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN -DÉCIMAS

Por: Gerardo Martínez Martínez

¡Que viva la democracia!

Viva “el pueblo que gobierna”

conforme a sentencia eterna,

que alguien esculpió con gracia.

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Mas, políticos de audacia

que dicen ser superpueblo,

para ordenar el repueblo

se tomaron el poder,

con el fin de establecer

la democracia sin pueblo.

Claro, muy original,

muy astuta la salida,

jugáronse así la vida

con su demencia letal.

Fórmula sacramental

para engañar multitudes

exaltando las virtudes

de decisión delegada,

casi siempre estimulada

con coimas, puestos, saludes.

El decide, ellos apoyan

las salidas amañadas,

con masato y empanadas,

que alimentan la tramoya.

La multitud en la olla

se torna dócil, sumisa,

reverente como en misa

los desafueros consiente,

mientras el tal dirigente

su pedestal entroniza.

La tal participación

que proyectos legitima,

solo nos produce grima

y aúpa la corrupción.

Comunidad en sesión

decide en un dos por tres,

sin mirar cara ni envés,

tan solo oportunidad:

pobres por necesidad

y ricos por interés.

Resuelve la montonera.

Apoya la cofradía

de secuaces que día a día,

propician la ladronera.

Así gobierna un cualquiera.

Su misión: manipular.

Su propuesta, disfrazar

el saqueo de las finanzas:

son los gobiernos de andanzas,

cuya consigna es robar.

Es necesario por ello

que el pueblo sí participe

sin que le den un penique

y el agua no tenga al cuello.

El ideal es muy bello

en medio de la pobreza,

sin que exista la flaqueza

de vender la decisión.

En mares de corrupción,

la dignidad es grandeza

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