UN LLAMADO A ATESORAR LA PARTICIPACIÓN DE LOS JÓVENES EN POLÍTICA
Por: ANDREA VICTORIA QUERUZ VANEGAS Profesional en Política y Relaciones Internacionales-Universidad Sergio Arboleda Magíster en Cooperación Internacional, Finanzas y Desarrollo-Unitelma Sapienza Università Degli Studi di Roma
Siendo una joven de 16, años elegí iniciar una carrera profesional en política y relaciones internacionales, (profesión que al momento era poco conocida, y nada común). Incluso, muchas personas cercanas no entendían por qué existiendo tantas profesiones relacionadas con las ciencias sociales, y teniendo en cuenta la cercanía de mi familia al derecho (abuela, abuelo, tía y papá abogados y especializados en diversas ramas del derecho), me decidí por una profesión cuyo futuro no era muy claro.
A pesar de estos comentarios, me sostuve con el firme pensamiento de la importancia de comprender la política y las relaciones internacionales, sabía que iba a ser una buena opción en cualquier momento de la vida y que siempre estaría vigente en todos los lugares del mundo, (pensamiento que me sigue acompañando 14 años después); así pues, emprendí el viaje: culminé mi pregrado, inicié a trabajar en instituciones públicas, hice mi maestría y continúo avanzando en mi proceso de formación profesional hasta la fecha.
Esta firmeza y conciencia que tuve a muy corta edad, es la misma que tienen generalmente los jóvenes, que, desde la pasión, las ganas de construir un futuro mejor y una sociedad más justa y cálida, emprenden luchas a diario para defender sus creencias e intereses. Así pues, es necesario respetar y apreciar esta conciencia, porque es un motor que impulsa acciones sociales no solo para los jóvenes, sino que también, reivindica la participación de las voces de otros grupos poblacionales que, durante muchos años, no fueron escuchadas o valoradas.
En la actualidad, los jóvenes interesados en política han ofrecido desde la profundidad de su pasión y la precisión de sus intereses, el desarrollo y uso frecuente de las redes sociales como herramientas que democratizan la información y la participación. En mi adolescencia apenas estaban empezando a ponerse de moda… (y más a modo de chat y grupos de amistad), pero es claro que estas redes son ahora un mecanismo importantísimo para promover acciones frente a diversos temas, para coordinar grupos de apoyo, agendas de trabajo y establecer tendencias en la arena política, sobre lo que le interesa resolver a los jóvenes y también posicionar y publicitar a líderes que fomenten las causas.

Por lo anterior, la participación de jóvenes en sistemas democráticos, no debe limitarse al entendimiento del impacto del número de votos de esta población en elecciones, sino que debe analizarse desde la manera en que cada vez más, los jóvenes se interesan, se forman y promueven la política en diversos espacios.
La diversidad y la fortaleza de los pensamientos políticos de los jóvenes, es un mecanismo auténtico y eficaz para realización de debates frente a asuntos que interesan a todas las personas, además, gracias al interés innato de la juventud, se posicionan asuntos en la agenda pública y se promueven soluciones al respecto, como acciones determinadas, programas, políticas públicas, legislaciones, movimientos sociales, peticiones, proyectos de ley, etc.
Teniendo en cuenta estos motivos, es hora de entender, valorar y sobre todo atesorar la participación de los jóvenes en política, desde el ejercicio de los derechos electorales, hasta la garantía de los derechos civiles. Ya es hora de honrar su pensamiento y de reconocer que todas las estructuras de las ramas del poder se están adaptando naturalmente a la vocación de la juventud, a la coexistencia sana de la experiencia de generaciones mayores y a las ideas frescas, innovadoras y emotivas de los jóvenes.
La juventud, desde hace muchos años, ha comprendido que su rol debe ser activo, responsable y creativo, que la inmersión en la política, entendiéndola como un eje transversal en todo lo cotidiano de la vida, debe ser profunda, constante y perseverante. Antes, la política solía dejarse en las manos de unos cuantos (generalmente adultos); ahora se abre este espacio para la convivencia de diferentes generaciones e ideologías, en un ecosistema mutuo que debe ofrecer posibilidades y oportunidades para todos.
Es un orgullo para la sociedad, ver cómo se va profesionalizando la política desde las nuevas generaciones que tienen conciencia de lo público, prácticamente desde la niñez, y que mientras van creciendo, encuentran espacios para aportar, para mejorar y para promover soluciones a las necesidades que presenta la evolución de la humanidad.
Los grandes espacios de debate y de toma de decisiones a diario se llenan de jóvenes, no solo con energía y pasión natural, sino con habilidades de elocuencia, de oratoria, y con tecnócratas que se preparan frecuentemente en el mundo académico y profesional, para aportar sus ideologías desde lo técnico, desde la certeza de sus acciones.
Esta tecnocracia implica el aprendizaje diario y el entrenamiento de las habilidades sociales, blandas, técnicas y hasta histriónicas, con el fin de mover la máquina del sistema político. No cualquier persona tiene el conocimiento, la energía y las ganas de entregarse a un compromiso tan honorable. Claramente, no todo se puede concebir como una oda. En las ciencias sociales, siempre existirán percepciones morales sobre lo bueno y lo malo, y también ambigüedad, pero el poder del pueblo y la fortaleza de las mayorías y el respeto de ideales democráticos, deben valorarse y cultivarse continuamente.
Si analizamos varios de los últimos movimientos sociales de años recientes, alrededor del mundo, podemos ver que fenómenos como los “Gilets jaunes libres” (los chalecos amarillos en Francia), “Black lives matters” (las vidas negras importan) en Estados Unidos, los grupos de guardias indígenas y de campesinos en Colombia, las organizaciones que buscan la liberación del pueblo palestino, entre otros, podemos determinar claramente su influencia y la manera exponencial en la cual han crecido y han podido alcanzar objetivos difíciles, todo esto debido a su organización, perseverancia y fortaleza.
No solo los movimientos sociales más fuertes han sido liderados por jóvenes. También va en aumento la elección de jóvenes adultos en cargos formales de poder, desde presidencias, congresos o parlamentos, asambleas, alcaldías, y otros cargos. Si vemos personas que con 40 años o menos ya llegan a esas jerarquías, es en esencia porque su ejercicio en la política comenzó desde muy corta edad, y ha sido suficientemente importante como para llegar a posiciones más altas.
Otra virtud a resaltar de los jóvenes en política es la resiliencia, ya que la naturaleza de esta actividad es bastante exigente y no siempre compensa todos los esfuerzos realizados. Sin embargo, los jóvenes tienen siempre la valentía de continuar, con más tesón, con mejor preparación y siguen librando batallas por sus intereses todos los días.
Recuerdo cuando fui a votar por la primera vez, tenía 18 años y no había candidatos jóvenes con los que me sintiera identificada, tal vez un par de adultos con un recorrido destacable en política, pero también los sentía lejanos, su discurso estaba enfocado en el pueblo, en los sentires de los más adultos, no tenían palabras de aliento ni de conciencia respecto a las necesidades de los jóvenes.
En las últimas selecciones en marzo de 2022, para Senado y Cámara de Representantes, al contrario, por primera vez vi un abanico inmenso de candidatos jóvenes y muy preparados, escuchaba sus comentarios en los debates, leía sus propuestas y entendí que el acceso a la información ahora es mucho más fácil, no solo por las redes sociales, sino porque los discursos son mucho más precisos, dirigidos y conectados con las necesidades de los jóvenes.
Ya se denota que los jóvenes se sienten más empoderados, seguros e interesados en ejercer sus derechos políticos. Es admirable la organización logística de las campañas lideradas por jóvenes, que, desde el aprendizaje, ya realizan actividades de apropiación de los problemas sociales que los afectan directamente, y también de los que ven que afectan a otros grupos de personas, pero que merecen su apoyo y trabajo.
También es necesario destacar que el apoyo ahora no solo se ve de jóvenes hacia jóvenes. Adultos en edad media y adultos mayores también apoyan a líderes jóvenes, ya ha aumentado la confianza en personas con carreras políticas no tan largas como las de adultos de vieja escuela y que demuestran las virtudes de la juventud y también de la experiencia. Ya podemos escuchar abuelos orgullosos de personas jóvenes, que han demostrado poder lograr cambios fuertes en las estructuras sociales, y que tienen la fortaleza y la tenacidad de continuar con el trabajo por muchos años más, sin viciarse ni atornillarse al poder.
Todo lo anterior se constituye en un llamado a atesorar la participación política de la juventud, a mirarla como un mecanismo válido e importante, jamás como a acciones de rebeldía sin sentido. Entre más valoremos y apoyemos la participación de jóvenes en política, mejor será el ejercicio en la contienda electoral y en la vida cotidiana, será más democrático y coherente con las necesidades de la población colombiana en general.
Finalmente, un llamado a las personas jóvenes o adultos, que no se interesan tanto en la política; háganlo, es justo demandar, responder y apoyar, desde las acciones, desde las consultas, desde las votaciones y desde la opinión académica, si hay algo que nos debe interesar a todas las personas desde la niñez, es nuestro futuro y el de nuestras familias y no hay mejor forma de hacerlo, sino a través de la participación política y democrática.

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